El oído medio se encuentra situado en la
cavidad timpánica llamada caja del tímpano, cuya cara externa está formada por la
membrana timpánica, o tímpano, que lo separa del oído externo. Incluye el mecanismo
responsable de la conducción de las ondas sonoras hacia el oído interno. Es un conducto
estrecho, o fisura, que se extiende unos quince milímetros en un recorrido vertical y
otros quince en recorrido horizontal. El oído medio está en comunicación directa con la
nariz y la garganta a través de la trompa de Eustaquio, que permite la entrada y la
salida de aire del oído medio para equilibrar las diferencias de presión entre éste y
el exterior. Hay una cadena formada por tres huesos pequeños y móviles (huesecillos) que
atraviesa el oído medio. Estos tres huesos reciben los nombres de martillo, yunque y
estribo. Los tres conectan acústicamente el tímpano con el oído interno, que contiene
un líquido.
El oído
interno se encuentra
en el interior del hueso temporal que contiene los órganos auditivos y del equilibrio,
que están inervados por los filamentos del nervio auditivo.. Está separado del oído
medio por la fenestra ovalis, o ventana oval. El oído interno consiste en una serie de
canales membranosos alojados en una parte densa del hueso temporal, y está dividido en:
cóclea (en griego, ’caracol óseo’), vestíbulo y tres canales semicirculares.
Estos tres canales se comunican entre sí y contienen un fluido gelatinoso denominado
endolinfa. Click aquí para ver un buen dibujo.
Capacidad auditiva
Las ondas sonoras, en realidad cambios en la
presión del aire, son transmitidas a través del canal auditivo externo hacia el
tímpano, en el cual se produce una vibración. Estas vibraciones se comunican al oído
medio mediante la cadena de huesecillos (martillo, yunque y estribo) y, a través de la
ventana oval, hasta el líquido del oído interno. El movimiento de la endolinfa que se
produce al vibrar la cóclea, estimula el movimiento de un grupo de proyecciones finas,
similares a cabellos, denominadas células pilosas. El conjunto de células pilosas
constituye el órgano de Corti. Las células pilosas transmiten señales directamente al
nervio auditivo, el cual lleva la información al cerebro. El patrón de respuesta de las
células pilosas a las vibraciones de la cóclea codifica la información sobre el sonido
para que pueda ser interpretada por los centros auditivos del cerebro.
El rango de audición, igual que el de
visión, varía de unas personas a otras. El rango máximo de audición en el hombre
incluye frecuencias de sonido desde 16 hasta 28.000 ciclos por segundo. El menor cambio de
tono que puede ser captado por el oído varía en función del tono y del volumen. Los
oídos humanos más sensibles son capaces de detectar cambios en la frecuencia de
vibración (tono) que correspondan al 0,03% de la frecuencia original, en el rango
comprendido entre 500 y 8.000 vibraciones por segundo. El oído es menos sensible a los
cambios de frecuencia si se trata de sonidos de frecuencia o de intensidad bajas.
La sensibilidad del oído a la intensidad
del sonido (volumen) también varía con la frecuencia. La sensibilidad a los cambios de
volumen es mayor entre los 1.000 y los 3.000 ciclos, de manera que se pueden detectar
cambios de un decibelio. Esta sensibilidad es menor cuando se reducen los niveles de
intensidad de sonido.
Las diferencias en la sensibilidad del oído
a los sonidos fuertes causan varios fenómenos importantes. Los tonos muy altos producen
tonos diferentes en el oído, que no están presentes en el tono original. Es probable que
estos tonos subjetivos estén producidos por imperfecciones en la función natural del
oído medio. Las discordancias de la tonalidad que producen los incrementos grandes de la
intensidad de sonido, es consecuencia de los tonos subjetivos que se producen en el oído.
Esto ocurre, por ejemplo, cuando el control del volumen de un aparato de radio está
ajustado. La intensidad de un tono puro también afecta a su entonación. Los tonos altos
pueden incrementar hasta una nota de la escala musical; los tonos bajos tienden a hacerse
cada vez más bajos a medida que aumenta la intensidad del sonido. Este efecto sólo se
percibe en tonos puros. Puesto que la mayoría de los tonos musicales son complejos, por
lo general, la audición no se ve afectada por este fenómeno de un modo apreciable.
Cuando se enmascaran sonidos, la producción de armonías de tonos más bajos en el oído
puede amortiguar la percepción de los tonos más altos. El enmascaramiento es lo que hace
necesario elevar la propia voz para poder ser oído en lugares ruidosos. Véase Sordera.
Equilibrio
Los canales semicirculares y el vestíbulo
están relacionados con el sentido del equilibrio. En estos canales hay pelos similares a
los del órgano de Corti, y detectan los cambios de posición de la cabeza.
Los tres canales semicirculares se extienden
desde el vestíbulo formando ángulos más o menos rectos entre sí, lo cual permite que
los órganos sensoriales registren los movimientos que la cabeza realiza en cada uno de
los tres planos del espacio: arriba y abajo, hacia adelante y hacia atrás, y hacia la
izquierda o hacia la derecha. Sobre las células pilosas del vestíbulo se encuentran unos
cristales de carbonato de calcio, conocidos en lenguaje técnico como otolitos y en
lenguaje coloquial como arenilla del oído. Cuando la cabeza está inclinada, los otolitos
cambian de posición y los pelos que se encuentran debajo responden al cambio de presión.
Los ojos y ciertas células sensoriales de la piel y de tejidos internos, también ayudan
a mantener el equilibrio; pero cuando el laberinto del oído está dañado, o destruido,
se producen problemas de equilibrio. Es posible que quien padezca una enfermedad o un
problema en el oído interno no pueda mantenerse de pie con los ojos cerrados sin
tambalearse o sin caerse.
Enfermedades del oído
Las enfermedades del oído externo, medio o
interno pueden producir una sordera total o parcial; además, la mayor parte de las
enfermedades del oído interno están asociadas a problemas con el equilibrio.
Entre las
enfermedades del oído externo se encuentran las malformaciones congénitas o adquiridas;
la inflamación producida por quemaduras, por congelación o por alteraciones cutáneas, y
la presencia de cuerpos extraños en el canal auditivo externo. Entre las enfermedades del
oído medio se encuentran la perforación del tímpano y las infecciones. En el oído
interno pueden producirse alteraciones tales como las producidas por trastornos
congénitos y funcionales, por drogas y por otras sustancias tóxicas, problemas
circulatorios, heridas y trastornos emocionales. La otalgia, o dolor de oídos, no siempre
está relacionada con alguna enfermedad del oído; a veces la causa se encuentra en un
diente incrustado, sinusitis, amigdalitis, lesiones nasofaríngeas o adenopatías
cervicales. El tratamiento depende de cuál sea la causa principal. El acúfeno es un
zumbido persistente que se percibe en los oídos y puede producirse como consecuencia de
alguna de las alteraciones anteriores; otras causas pueden ser la excesiva cantidad de
cera en el oído, alergias o tumores. Con frecuencia, el acúfeno persistente se debe a la
exposición prolongada a un ruido excesivo que daña las células pilosas de la cóclea. A
veces las personas que padecen esta alteración pueden utilizar un enmascarador de sonido
para paliar el problema.
Enfermedades del oído externo
Entre las malformaciones congénitas del
oído externo destaca la ausencia del pabellón auditivo, e incluso la apertura del canal
auditivo externo. Si las estructuras del oído medio son anormales es posible realizar una
cirugía reconstructora de la cadena de huesecillos para restablecer parte de la capacidad
auditiva. Entre las malformaciones adquiridas del oído externo se encuentran los cortes y
las heridas. El otematoma, conocido como oído en forma de coliflor y típico de los
boxeadores, es el resultado frecuente de los daños que sufre el cartílago del oído
cuando va acompañado de hemorragia interna y una producción excesiva de tejido
cicatrizante.
La inflamación del oído externo puede
aparecer como consecuencia de cualquier enfermedad que produzca a su vez inflamación de
la piel; es el caso de las dermatitis producidas por quemaduras, lesiones y congelaciones.
Enfermedades cutáneas como la erisipela o la dermatitis seborreica afectan al oído con
mucha frecuencia. Tuberculosis y sífilis cutánea son algunas de las enfermedades más
raras que también afectan al oído externo.
La presencia de cuerpos extraños en el
canal auditivo externo (insectos, algodón y cerumen —la cera que segrega el
oído—) produce alteraciones auditivas y deben ser extraídos con mucho cuidado.
Enfermedades del oído medio
La perforación del tímpano puede ocurrir
por una lesión producida por cualquier objeto afilado, por sonarse la nariz con fuerza,
al recibir un golpe en el oído, o a causa de cambios súbitos en la presión
atmosférica.
La infección (véase
Microbiología
y enfermedad) del oído medio, aguda o
crónica, se denomina otitis media. En la otitis media supurativa aguda se incluyen todas
las infecciones agudas del oído medio producidas por bacterias piógenas. Por lo general,
estas bacterias llegan al oído medio a través de la trompa de Eustaquio. Cuando el
mastoides resulta afectado, la otitis media se puede complicar y, con frecuencia, se
produce sordera debido a la formación de adherencias y granulaciones de tejidos que
impiden el movimiento del tímpano y de los huesecillos. Si se produce una distensión
dolorosa del tímpano puede ser necesario realizar una intervención quirúrgica para
permitir el drenaje del oído medio. Desde que se comenzaron a utilizar de forma
generalizada la penicilina y otros
antibióticos, las complicaciones que afectan al
mastoides son mucho menos frecuentes. La otitis media supurativa crónica puede producirse
como consecuencia de un drenaje inadecuado del pus durante una infección aguda. Esta
patología no responde con facilidad a los agentes antibacterianos debido a que se
producen cambios patológicos irreversibles.
Las otitis medias no supurativas, o serosas,
agudas y crónicas, se producen por la oclusión de la trompa de Eustaquio a causa de un
enfriamiento de cabeza, amigdalitis o adenoiditis, sinusitis, o por viajar en un avión no
presurizado. La forma crónica también puede producirse como consecuencia de infecciones
bacterianas producidas por neumococos o por Haemophilus influenzae. Debido a que la
descarga serosa (acuosa) empeora la capacidad auditiva, se ha sugerido la posibilidad de
que los niños que padezcan otitis media puedan encontrar dificultades para el desarrollo
del lenguaje. Se han utilizado diversos tratamientos, entre ellos el uso de antibióticos
y antihistamínicos, la extirpación de amígdalas y adenoides, y la inserción de tubos
de drenaje en el oído medio.
Uno de cada mil individuos adultos padece
una pérdida de su capacidad auditiva debido a una otosclerosis, u otospongiosis, que
consiste en la formación de hueso esponjoso entre el estribo y la ventana oval. Como
consecuencia de esta formación de tejido, el estribo queda inmovilizado y ya no puede
transmitir información hacia el oído interno. Cuando esta alteración progresa, es
necesario eliminar los depósitos óseos mediante cirugía, y reconstruir la conexión
entre el estribo y la ventana oval. En ocasiones, el estribo se reemplaza por una
prótesis similar a un émbolo. Incluso tras haber efectuado una operación quirúrgica
con éxito puede continuar depositándose tejido óseo y producirse la pérdida de
capacidad auditiva años después.
Enfermedades del oído interno
Las enfermedades del oído interno también
pueden alterar el sentido del equilibrio e inducir síntomas de mareo. Estos síntomas
también pueden deberse a anemia, hipertermia, tumores del nervio acústico, exposición a
un calor anormal, problemas circulatorios, lesiones cerebrales, intoxicaciones y
alteraciones emocionales. El vértigo de Ménière aparece como consecuencia de lesiones
producidas en los canales semicirculares y produce náuseas, pérdida de la capacidad
auditiva, acúfenos o ruido en los oídos y alteraciones del equilibrio. A veces está
indicada la destrucción del laberinto pseudomembranoso mediante criocirugía o por
irradiación con ultrasonidos para combatir vértigos que no tienen tratamiento.
La destrucción traumática del órgano de
Corti en el oído interno es la responsable de una gran proporción de los casos de
sordera total. En los últimos años, los científicos han desarrollado un dispositivo
electrónico destinado a adultos que padecen sordera profunda, que se conoce como implante
coclear. Este aparato convierte las ondas sonoras en señales eléctricas que se liberan
en unos electrodos implantados en la cóclea, y de esta manera se produce la estimulación
directa del nervio auditivo. Sin embargo, los sonidos que produce son poco definidos y
hasta ahora el implante coclear se utiliza sobre todo como una ayuda para poder leer en
los labios.
Otorrinolaringólogos
La mayor parte de las enfermedades del oído
que implican procesos infecciosos, inflamatorios o alérgicos, son tratadas por médicos
conocidos como otorrinolaringólogos o especialistas en laringe, nariz y oídos (ORL). Los
cirujanos otorrinolaringológicos tratan problemas tales como la otosclerosis, el trauma
físico y el drenaje de los tejidos infectados que requieren operaciones quirúrgicas.
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